viernes, 2 de noviembre de 2012

LA BRUJA - Relato


La Bruja

En una pequeña casa en un barrio de una gran ciudad, vivía Pastora.
Su casa, siempre cerrada a cal y canto, las paredes desconchadas y los porticotes de las ventanas medio caídos, hacían sentir a quien la miraba, que la casa estaba abandonada;
O incluso que amenazaba ruina.

Todos decían que allí vivía la bruja…… No tenían miedo ni evitaban el pasar junto a ella, pues estaba en una zona de paso. Pero todos se santiguaban para protegerse de ella,
por si acaso les hacia algún mal de ojo.

Pastora no vivía sola, estaba su hija Amaya con ella, quien la cuidaba pues su avanzada edad le impedía hacer muchas cosas, sus piernas ya casi no la aguantaban.

Decían quien la conocía que por ella no pasaba el tiempo, su rostro apergaminado era el mapa de su vida, cada línea una vivencia, una alegría o una pena, las suyas o la de los demás……., nadie la recordaba joven y lozana, era como si hubiera nacido ya vieja.

Contrario a lo que se pudiera creer, la casa era asiduamente visitada por muchas personas del barrio y gentes de otras partes de la ciudad e incluso venían de localidades lejanas, para que Pastora les solucionara dolencias de todo tipo, males de amores, buscando la suerte……… bueno todo lo que el ser humano quisiera demandar por egoísmo o por desesperación.
Solo los que iban de buena fe con el corazón en la mano podían obtener de Pastora lo deseado, pues ella era poseedora de un “Don” y lo utilizaba solamente cuando quien se lo requería se lo pedía noblemente.

A los demás los que buscaban solo el beneficio personal jamás les ayudo, les dio consejos intentando que buscaran por si solos lo que le requerían o en ocasiones les daba algún placebo, sabía juzgar a las personas y conocía exactamente lo que precisaba cada uno.
No tuvo nunca necesidad de publicitar su “Don”, la gente le hacia ese trabajo, el boca a boca era suficiente para que todos pudieran saber de ella.

En el barrio no muy lejos vivía Johana, tenia 5 años y en su casa estaban preocupados por ella, pues fue una niña delicada de salud, le diagnosticaron una grave enfermedad de la que estuvo por un par de años tratada y de la que se curó.

Por ello quizá su madre se preocupaba más de lo debido y viendo que Johana llevaba varios meses como apática y triste y no detectando los médicos que pudiera tener algún problema, su madre no entendía lo que le ocurria su hija.

Un día su tía vino de visita y le comento a su madre Pilar, que porque no la llevaba a que la viera Pastora, al principio Pilar se negó, dudaba de que ella pudiera resolver nada.
No creía en curanderas, así pensaba, pero viendo que cada día su hija estaba mas callada que su mirada se apagaba, decidió llevarla, así que llamo a su cuñada para que fuera con ella y la niña.

Una tarde de otoño, se acercaron a casa de Pastora, había un par de personas delante de ellas y en una salita esperaron un buen rato. Johana no entendía que hacían allí, era una casa triste con las paredes desconchadas y muebles muy antiguos, no le gustaba nada y le dijo a su madre que quería irse.
Pilar logro tranquilizarla y le dijo que iban a visitar a una abuelita muy simpática.

Ya mas tarde, al final Amaya las hizo pasar a ver a Pastora, cuando Johana la vio, sintió miedo pues su aspecto tan arrugado y sentada en la penumbra no daba mucha confianza, solo al oír su voz se tranquilizo. Era una voz dulce, cariñosa y tranquilizadora. Pregunto a Pilar porque había traído a Johana y ella se lo explicó.
Seguidamente las hizo salir y se quedo a solas con la niña.

Estuvo un largo rato con ella, charlando como lo haría una abuela con su nieta. Ya hacia el final, se puso a recitar unas oraciones y empezó a marcar cruces con sus dedos sobre la cabeza de Johana; Una vez terminada la sesión llamo a Pilar y le dijo que trajera a la niña todos los días durante una semana.

Al salir Pilar le pregunto a Johana que habían estado haciendo, y ella le explicó que la abuelita le estuvo contando historias y luego habían rezado y que si mañana volverían pues era muy simpática, su madre le dijo que sí volverían a verla.

Y así fue transcurriendo la semana, cada día era el mismo ritual, el último día hizo pasar también a Pilar, y le dijo que a partir de ahora ya Johana estaría bien, que lo que tenía la niña era que estaba “añorada”. Pilar no entendía el porque decía que su hija sufría este mal ya que no le faltaba de nada, no había nadie de la familia que faltase.

Pastora le indico que la tristeza o la sensación de perdida no siempre estaba motivada por algo concreto, en ocasiones surgía sin motivo aparente y por espíritus que se apropiaban poco a poco del alma de un mortal viviendo de su energía.

Eso era lo que ocurría con Johana, pues un alma infantil estaba unida a ella, y ella inconscientemente lo sabía, por eso su tristeza,

- Óigame Pilar, ya no debe preocuparse más por Johana, la he liberado del espíritu y ya vuelve a ser la niña que debe ser, una niña totalmente normal. Johana es una niña encantadora muy cariñosa y lista, así que este tranquila, disfrute de ella y cuídela.

- Adiós Johana, se muy buena con mama y pórtate siempre bien.

Y así ya Pastora se despidió de ellas.

Al salir Pilar le dio dinero a Amaya, no es que hubiera una cuota que hubiera de pagarse cuando Pastora hacia cualquiera de sus tratamientos, o ritos. Ella pues, solo aceptaban la voluntad.

Solo llegar a casa, Pilar pudo comprobar como Johana se puso a jugar con su muñeca y a estar tan traviesa y movida como siempre.
Y Johana le fue preguntando a su madre, cuando volvían a ver a la abuelita Pastora, pues ella quería ir a visitarla de nuevo.

Con el tiempo ya no le pidió a su madre ir a verla de nuevo, pero nunca la olvidó. Siempre recordó ese rostro surcado por cientos de arrugas y las historias que le contó.
Solo al cabo de los años supo el verdadero motivo de su visita a Pastora y creyó fervientemente que siempre habría verdaderas Pastoras en el mundo, que poseen ese “Don” y que están aquí para ayudar a los demás.


Noviembre 2009.


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2 comentarios:

  1. Dulce, encantador y desmitificador de algunas creencias contrarias a los dones de ciertas personas. Me encantó. Saludos.

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