martes, 17 de abril de 2012

Sueños enterrados



Sueños enterrados
que brotan al amanecer.
La luz del sol los acaricia,
despertando suavemente,
aferrándose a la vida.

Almas jóvenes desengañadas,
por no saber si habrá un mañana.
Si sus sueños enterrados
brotaran nuevamente
o morirán olvidados.

Desengaños acuciantes
de una realidad punzante,
que hiere profundamente
dejando hondas cicatrices.

Generación perdida
sin ilusión cada día.
Ira contenida en una burbuja
que estallara algún día.

Que no mueran esos sueños…
No dejemos ganar a la desesperanza.
Mantengámoslos vivos,
que el sol los acaricie cada mañana
Y se aferren fuertemente a la vida.

Angels Martínez
Abril 2012
Safe Creative #1204161487482

martes, 10 de abril de 2012

LOS OJOS


Ayer me abrace a mi misma.
Tú no estabas….
Precisaba el contacto de un cuerpo.
Sentir latir un corazón humano,
y sentirme viva…







Miraba al horizonte, allí donde el cielo y el mar se unen en profunda armonía.
Y lo sentí…Sentí que me miraban, me gire esperando ver a mi amado, pero no….


Unos ojos me observaban desde arriba, entre las nubes, con una mirada severa y profunda; como cuando era niña y mi padre así me miraba por que había sido mala.


Aterrada, me quede paralizada unos instantes, pero logré entrar en la casa, no era posible, lo que mis ojos veían, debiera ser que alucinaba, ¿me habría dado el sol
demasiado en la cabeza?, me tranquilice al rato, pero quería saber si yo estaba loca; fui a mirar por la ventana, y allí seguían esos ojos, aún mas cercanos mirando la casa fijamente, mi racionalidad, me decía que aquello fuera solo un efecto óptico, pues no tenía lógica.


Largo fue el día y al atardecer..., aún aterrada, salí al porche para observar de nuevo, esos ojos en el cielo que me observaban, suponía que no solo a mi, sino a la humanidad, no creía tener la exclusividad de esa mirada, que ahora ya no parecía severa, sino que con la luz macilenta en que aparecían las sombras, era aterradora.


Sin nubes  ya, las estrellas empezaban a brillar, no había luna esa noche, pero si unos ojos que nos juzgaban, no era una mirada fija, los ojos se movían y parpadeaban.


Estaba sola en la casa de la playa, y sin nadie a quien acudir, esperando que llegara mi amado por la mañana, tal como me prometió. Y Aunque llamara a alguien, seguro que me tomaban por loca, hasta yo misma pensaba que así era y queriendo creer que no podía ser real, pero ahí estaban… estaba agotada quería dormir pero no podía, cerraba los ojos y sentía como si su mirada atravesara la casa.


Esa noche rece y rece, baje todas las persianas de la casa y me tape la cabeza con una manta. Al fin logre dormirme, a ratos, pero dormí. El rugir de las olas me acunaba y me acompañaba. Por la mañana desperté agotada, pero viva. Sonó el teléfono, era mi marido que me indicaba que ya había salido y estaba a medio camino para reunirse conmigo.


      - Todo bien .., me preguntó
      - Si cariño todo bien, solo que no tardes, tengo que contarte algo, una pesadilla que he tenido y aún tengo miedo, parecía tan real amor, así que no te demores.


En realidad, todo el día fue una pesadilla, se engañaba asimisma, para estar mas tranquila, pensaba de verdad que se había quedado dormida y todo lo había soñado, pero parecía tan real… Y es que no podía ser de otra forma.


Desayunó y arreglo un poco la casa y se preparó para cuando su amor llegara, abrió las persianas y dejo entrar ese sol tan esplendido que lucia y el rumor del mar de fondo.

Se sentó en el porche a leer tranquilamente y tomar el sol, era primavera y la temperatura era ideal.


Una ráfaga de aire, le hizo volar el sombrero que llevaba para leer sin reflejos,  se levanto y lo vio rodar por la arena, hacía la orilla. Y se fue tras el, no quería que se echase a perder, pues le gustaba mucho. Logro atraparlo se agacho y al levantarse para ponerse el sombrero, los vio nuevamente, estaban allí tras ella tan cerca que casi podrían tocarse con la mano, el tamaño era monumental. Se quedó petrificada en la arena.
Hoy la mirada era benevolente, y vio imágenes en las pupilas, parecían pantallas de cine, vio imágenes dolorosas, gente muriendo de hambre, guerras y matanzas horribles, desastres naturales, y también las sonrisas de niños y a gente feliz.


y mucho mas...Carreteras con atascos, aviones volando, bellos parajes del mundo donde el hombre aún no había conseguido agredir la naturaleza. Y de pronto vio un coche accidentado, lo reconoció inmediatamente, era el de su marido, y vio como estallaba en llamas. No pudo ya ver más, cayó fulminada en la arena, su corazón no pudo aguantar tanto dolor.

Los ojos fueron evaporándose en el aire quedando ella allí tendida y acariciada por las olas que ya no lograron despertarla.


Geli
Angels Martínez
Marzo 2012
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