sábado, 27 de agosto de 2011

Extraños recovecos…

Extraños recovecos…

Llegamos…. al fin……….no se donde.

La veo a ella saludarnos apurada, salimos juntos charlando.

Nos explica que vuelve a casa tras mucho tiempo, se enfado con su familia y se fue, es la hija prodiga.

Vuelve con un regalo para sus padres, algo muy simple, unas zapatillas para el y unos guantes para ella.

No se como hemos llegado a su barrio, íbamos charlando tan animadamente que ni me di cuenta

Solo llegar a casa la recibe un extraño, la familia no esta. Ella nos ha pedido que la acompañemos pues tiene miedo, así pues envuelve el regalo con un periódico que hay en una mesa escribe una nota para sus padres y lo deposita en un frutero que hay sobre el armario.

Salimos un rato con ella hasta mas tarde, que estarán ya de vuelta la familia.

La verdad es que es todo un poco surrealista, subimos y bajamos escaleras, rincones imposibles para al final salir del viejo edificio al patio de un parking, del viejo Madrid.

Vagamos por las calles animadas y estrechas llenas de colores y de vida, todo es antiguo parece que no ha pasado el tiempo. Vamos a una tienda de vestidos, allí ella habla con la dueña y le saca un lindo vestido de novia que se prueba, de una bolsa que no me había fijado que llevaba, saca unos preciosos zapatos. El vestido le queda de maravilla y le ajustan el largo del mismo. Nos relata mientras, que por esto ha vuelto a casa, va a casarse y quiere hacer las paces con la familia para que estén con ella en un momento tan especial.

Volvemos a la casa por los estrechos recovecos de las callejuelas, seguido por escaleras imposibles y rincones costosos de atravesar, insiste en que nos quedemos con ella, no se atreve a enfrentarse sola a su familia.

Al llegar a la casa, los padres y el resto de la familia están de regreso. La madre la abraza, pero el padre da media vuelta y se va hacía una habitación.

Todo son lloros, y abrazos y también frustración, ella esperaba que su padre reaccionara mejor al verla, sabe que no la ha perdonado.

Su madre le pide calma, que le de tiempo…… que seguro la perdona…..

Les explica que se casa que ya tiene el vestido y que incluso hoy le han hecho la ultima prueba. Nos presenta, su madre nos mira con mala cara, no le gusta que estemos allí, lo noto y mi marido también.

Recuerdo de pronto el regalo olvidado en el frutero, lo alcanzamos pero esta todo mojado, había agua y el periódico esta mojado, el envoltorio de los regalos aún se ha salvado, solo tiene una leve humedad. Le hacemos llegar el regalo, para que se los de a sus padres, su madre no nos quita la vista de encima. Ella desparece hacía al fondo para ir a hablar con su padre y entregarle el regalo.

Yo aún busco la bella nota que ella les escribió en el periódico, estoy desolada, no la localizo y las hojas mojadas se va deshaciendo en mis manos, quería que sus bellas palabras sirvieran para relajar un poco el ambiente.

Su madre nos acompaña a una habitación con una antigua cama de cabezal metálico, una vieja mesita y un armario del que saca ropa de una de las puertas, para que podamos poner nuestras cosas. Cuelga una cortina de una ventana alta, que conecta una habitación con otra, no hay ventanas exteriores, como en tantas casas del antiguo Madrid.

Nos sentimos incómodos, charlamos con el resto de familia, hermanos de todas las edades el más pequeño tiene 4 años, tíos solterones y también realquilados que viven en el domicilio, por lo menos en la casa de 4 habitaciones viven 12 personas y ahora somos 3 más.

Cenamos y nos damos cuenta que algo extraño pasa, o son muy incultos o no saben como ha evolucionado el mundo, viven en los años 60, incluso visten de esa época.

No hemos vuelto a verla, ya es tarde y antes de acostarnos la buscamos por la casa, llegamos a una sala donde se están acostando en un sofá y en el suelo, van en camisón.

Es su madre y algunos de los hermanos, solo nos queda una puerta que mirar, la abrimos y oímos el grito de la madre,

  • Es que sois unos maleducados, no veis ese letrero que pone llamar antes de entrar, acaso os pensáis que esta es vuestra casa. La puerta se abre y sale uno de los realquilados. Resulto que era el baño, el único en toda la casa.

Nos vamos a nuestra habitación y decidimos que buscábamos un hotel, estábamos muy incómodos y allí no éramos bien recibidos. Salimos por la puerta con nuestras bolsas sin ni siquiera despedirnos, a la muchacha no la habíamos vuelto a ver.

Todo era tan extraño, volvimos a bajar y subir escaleras imposibles, rincones extraños y al final salimos a las estrechas calles, era un mundo lleno de bullicio, eso si, ahora era un ambiente nocturno, bares llenos de humo, gente tomando copas, mujeres en las esquinas esperando al siguiente cliente, subimos hacía lo que parecía una avenida para tomar un taxi, y solo encontramos un parque allí no pasaban apenas autos, así que cansados nos sentamos en un banco y comprobamos que teníamos una vista excelente de la ciudad, iluminada,……..

En el centro, se veía perfectamente el barrio de donde veníamos, era mas oscuro y todo eran casas antiguas, tenia forma de triangulo, un triangulo en penumbra que resaltaba del resto de la ciudad.

No sabíamos que hacíamos allí, ni como habíamos llegado ni nada de lo ocurrido tenia ningún sentido, simplemente nos dejamos llevar por las circunstancias. Vimos como poco a poco el perfil del barrio fue desapareciendo, de pronto sonó el móvil, nos cogió de improviso, estábamos tan absortos…….. Respondimos, era nuestro hijo, que nos preguntaba si ya había llegado el tren, que si nos venia a recoger. Miramos alrededor nuestro y sorprendidos vimos que estábamos en la estación de Atocha.

Angels Martínez

Agosto 2011

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2 comentarios:

  1. Um conto sem fim, no fim de algum lugar. Interessante. Um abraço, Yayá.

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  2. Gracías a ti por comentar Yayá.
    un abrazo

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