LA MUÑECA DE SAL

La muñeca de Sal
Todos han oído decir que hay artesanos capaces de crear los objetos más insospechados.
El caso es que el viejo Txu en Pai, fabricó una muñeca de sal que podía caminar y pensar igual que una persona de verdad.

Un buen día la acompañó al camino que llevaba al mar y le dijo:

- Ahora te toca recorrer el mundo y descubrir las cosas por ti misma.

La muñeca emprendió un largo viaje y después de andar mucho por tierras muy áridas llegó al mar y descubrió una cosa que no había visto nunca y que seguramente no podía comprender.
Encima de una roca, la muñeca de sal veía que había otro tipo de tierra movediza, insegura, ruidosa y desconocida.

Y le preguntó al mar:

- Quien eres, tú?
- Yo soy el mar.
- Qué es, el mar? – volvió a preguntar la muñeca
- ¡Soy yo! – respondió el mar.
- No lo puedo entender, pero lo desearía tanto. – dijo entonces la muñeca- como lo puedo hacer?.
- Tócame - respondió el mar.

Entonces la muñeca, tímidamente, alargó un pie y toco el agua, sintió un efecto extraño, como que aquello era una cosa que ya conocía
Retiró la pierna, se la miro y vio que sus dedos habían desaparecido.

- ¡OH! ¿Donde están mis dedos? Que me has hecho? – grito la muñeca asustada.
- Has dado algo a cambio, con tal de poder comprender – le respondió el mar.

Poco a poco, el mar se fue llevando trozos de la muñeca de sal, y la muñeca fue entrando más y más dentro del mar, y en cada momento sentía que iba comprendiendo más y más, sin que pudiese decir aún qué era el mar.
Como más se adentraba más se iba disolviendo y repetía:
- Pero, que es, el mar?

Finalmente una poderosa ola deshizo lo que aún quedaba y la muñeca, maravillada, grito:
- ¡Soy Yo!


Cuento budista.